Riaza Trail Challenge 2019: El calor hace estragos en la Sierra de Ayllón

La localidad segoviana de Riaza fue escenario el pasado 1 de junio de la sexta edición del Riaza Trail Challenge 2019, tercera prueba del Circuito de carreras de montaña Races Trail Running. Un evento que ofrece cuatro distancias (10, 20, 42 y 63 kilómetros) y que recorre las elevaciones de la Sierra de Ayllón.
El calor fue uno de los grandes protagonistas de esta edición, con temperaturas entre los 20 y 30º durante toda la jornada, que propiciaron numerosos abandonos en las dos distancias largas. Sólo 689 corredores lograron cruzar la meta entre las cuatro modalidades, frente a los más de 850 de las dos anteriores ediciones. Si tanto en 2018 como en 2017 más de un centenar de corredores completaron la distancia ultra, en esta ocasión sólo 43 supervivientes lo lograron debido al elevado número de abandonos.

Las cuatro carreras parten, como viene siendo habitual, de la amplia, porticada y acogedora plaza mayor de Riaza, aunque lo hacen con dos salidas distintas. Así, a las 8:30 es el turno de las dos pruebas largas, mientras que hora y media después partirán los que opten por las distancias cortas.
Comparten escasos kilómetros y mientras que las dos distancias cortas transitan por las elevaciones de la Sierra de Ayllón, el maratón y el ultra se enfrentarán a las cumbres de la Sierra de Ayllón y a la estación de La Pinilla, con un par de subidas de alta montaña, como el Pico del Lobo, cima que preside también el Trail Maratón del Lobo de la vecina Cerezo de Arriba.
Pocos cambios de una edición a otra
Poco ha cambiado la prueba, al menos la de 20 kilómetros, desde que participamos allá en la edición de 2016. Entre sus ventajas, sigue manteniendo una fluida recogida de dorsales en la misma plaza; facilidad de aparcamiento en las numerosas calles de pueblo o en las inmediaciones del extenso parque de El Rasero; con duchas cercanas a la meta y una amplia oferta gastronómica con numerosas terrazas en la misma plaza para que los acompañantes amenicen la espera. Pocos voluntarios a lo largo del recorrido, pero como siempre haciendo un gran esfuerzo por ayudar al corredor.
También ha mejorado mucho la señalización de este Riaza Trail Challenge 2019, más abundante, sobre todo en la zona de senderos. Por contra, los avituallamientos, al menos en las dos distancias cortas, siguen siendo el aspecto más mejorable, y el que quizá baja la puntuación de la prueba. Muy poca variedad, tanto el avituallamiento intermedio como sobre todo el final, en relación con otras carreras similares de montaña que, por un precio de inscripción muy parecido, obsequian al corredor con una comilona final.

La prueba de 20 kilómetros del Riaza Trail Challenge 2019 reparte su recorrido entre senderos y algunos tramos de pistas y asfalto. No es una prueba muy técnica y quizá la principal dificultad sea una bajada de unos dos kilómetros tras coronar la cima de la carrera (1.934 metros), repleta de piedra suelta y arena.
La carrera, como el resto de pruebas, parte de la Plaza Mayor de Riaza, a más de 1.190 metros de altura. Prácticamente el primer kilómetro discurre por asfalto y consta de una rapidísima bajada que nos llevará, dirección Soria, a las afueras del pueblo para tomar un camino de tierra.
Al llegar a ese primer kilómetro nos espera la primera dificultad, con una subida de unos 600 metros y una pendiente media que supera el 10%, con alguna rampa por encima del 17%.
Sendero primero y luego pista hasta la Ermita de Hontanares
El camino se torna entonces en un estrecho sendero, con más hierba que tierra, que discurre en una zona de monte bajo. Tras unos metros llanos, nos aguarda una nueva subida (km 1,8) de casi un kilómetro y medio, con una pendiente media del 9%, aunque con rampas algo menos duras que la anterior ascensión.

Nada más abandonar este sendero, las dos pruebas cortas se separan, y los de la carrera de 20 kilómetros tomarán la pista de tierra que lleva rumbo a la Ermita de Hontanares. A lo largo del siguiente kilómetro y medio su trazado discurre por una ancha pista de tierra, rodeada ya de árboles y zona montañosa, con alguna zona de sombra y con un par de arroyos. Con una pendiente media del 5%, esta subida hacia la ermita cuenta con alguna rampa algo más dura, pero también con tramos llanos y algunos metros de bajada. Un tramo propicio para darle ritmo a las zapatillas.
A medida que esta pista de tierra se transforma en carretera de asfalto y se va acercando a la amplia explanada de la ermita (donde se encuentra el primer avituallamiento intermedio), la subida poco a poco se va empinando. Nos encontramos en los alrededores de esta ermita, formada por una amplia pradera, con merenderos para pasar el día.
Conviene recordar que el siguiente avituallamiento se encontrará en Riofrío, a casi diez kilómetros de distancia, por lo que es muy recomendable hidratarse si uno no lleva bidones, y más con el calor del día. No hay vasos de plásticos, pues nos encontramos en un paraje natural, por lo que en todas las pruebas es necesario portar un recipiente.
Empieza la subida de montaña
Tras el primer avituallamiento, el trazado se adentra monte arriba por un estrecho y pequeño sendero en pleno bosque de robles, donde la fila de a uno será una constante hasta llegar a la cumbre, situada a casi 2.000 metros de altitud. Durante los siguientes tres kilómetros se anda más que se corre porque a la estrechez del sendero, hay que sumar la pendiente y la inestabilidad de un firme repleto de piedras y raíces.
Esta subida se divide en dos partes. Hasta el km 8,5, haciendo cumbre en el Cerro Gordo, nos encontraremos con cerca de 2,8 kilómetros con una pendiente media por encima del 17%, con alguna rampa que supera el 40%. En esta parte hay escasos tramos para poder correr, aunque al menos casi toda discurre bajo la protección del bosque.
Tras llegar al Cerro Gordo y afrontar una suave bajada de casi un kilómetro, sólo restarán otros 400 metros hasta llegar al techo de la prueba. Una subida dura, en medio ya de un monte desnudo, con rocas y un desnivel medio que ronda el 20%.
Bajada muy técnica

Coronado este pico, el paisaje ya ha cambiado y no veremos rastro de bosque hasta llegar a los kilómetros finales. Casi todo será monte bajo. Prácticamente afrontaremos casi siete kilómetros de descenso, aunque dividido de nuevo en dos tramos claramente diferenciados.
En el primero, que se prolongará durante dos largos kilómetros, nos enfrentaremos a la parte más técnica y peligrosa de la carrera, con una bajada empinada por un estrecho sendero de arena cargadito de piedras planas y sueltas. No es el empinado descenso de la Maliciosa, pero para los que no dominen las bajadas de montaña puede resultar bastante duro y peligroso si uno va con prisa. Los que dominen esta especialidad podrán recuperar o ganar un tiempo muy valioso.
A partir del kilómetro 12 la cosa cambia. Aumenta la vegetación, disminuye el desnivel, y el sendero se ensancha volviéndose muy corrible, alternando vegetación, tierra y alguna otra piedra. Estos últimos kilómetros, prácticamente hasta la meta, son ideales para alcanzar ritmos vivos.
En el asfalto de las calles de Riofrío de Riaza, a la altura del kilómetro 14, aguarda el segundo avituallamiento intermedio, con vasos de agua y bebida energética, alguna pieza de fruta y escaso público, como en toda la prueba salvo en la meta. Después de abandonar las calles de Riofrío tomaremos una carretera de tierra y un kilómetro después llegaremos a un nuevo sendero de tierra, ya en pleno bosque, corriendo en paralelo al arroyo Fontarrón y al río Riaza. A diferencia de ese 2016, el calor ha ido secando los riachuelos que cruzaban este camino.
Los últimos kilómetros son prácticamente llanos aunque con giros, pequeños repechos y bajadas. Antes del kilómetro 19 entraremos ya en las calles de Riaza, por las que callejearemos con unos metros finales de bajada que nos llevarán hasta la animada meta de la plaza Mayor.
Lucas Boix y Esther Guijo, ganadores del ultra

En el ultra de 63 kilómetros del Riaza Trail Challenge 2019 , con 43 llegados a meta, entre los que se encontraban cuatro mujeres, el triunfo fue para Lucas Boix (8:07:39), seguido de José Luis Granzo Gala (8:43:46) y Thomas William Payne (8:48:18). La vencedora femenina fue Esther Guijo Muñoz (9:55:52), seguida de Paloma Cantos Delgado (11:02:06) y Marta Álvarez Fernández (11:04:32).
En la maratón, el triunfo fue para Javier Manuel Peña Gómez (4:21:37), quien se impuso a Manuel Sansegundo Tomero (4:29:02) y al mediático ex campeón de Europa Chema Martínez Fernández (4:30:00). En categoría femenina el triunfo se lo llevó Marta Laserna Torrecillas (5:09:15), ganadora este año del Circuito Cuatro Desafíos de la Sierra Oeste de Madrid, seguida de Cristina Santurino (5:12:35) y Maribel Martín de la Iglesia (5:48:17).
Por lo que respecta a la carrera de 20 kilómetros, la más numerosa con 281 llegados a meta, el triunfo fue para Jesús Yllarramendi López (1:43:44), seguido de Santiago Castellano Fernández (1:46:54) y José Antonio Cuesta Romero (1:51:29). Sara Robles Camacho (2:22:55) fue la mejor fémina, por delante de Mamen López Sola (2:28:15) y Pilar Fernández Portal (2:28:55).
Finalmente, en la distancia corta, el ganador fue Ricardo de León Mínguez (0:45:09), por delante de Raúl Maroto Pozas (45:39) y David Marina Verde. Por su parte, Beatriz de la Fuente Miguel (57:56) logró imponerse a Encarni Inarejos Medina y Cecilia Sanz.
Para más información puedes consultar la web del Riaza Trail.