Cross al Yelmo 2018: Excursión geológica por La Pedriza

El Cross al Yelmo celebró el pasado 23 de septiembre de 2018 su mayoría de edad, con una nueva edición de esta carrera de montaña, que parte de la localidad madrileña de Manzanares el Real y recorre La Pedriza, uno de los lugares más emblemáticos del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
El Cross al Yelmo, organizado por El Club La Pedriza del Manzanares, es una de las principales carreras que recorre La Pedriza, reserva de la Biosfera en plena Sierra de Guadarrama de Madrid y uno de los rincones preferidos por senderistas y escaladores. La prueba parte y concluye en la localidad turística Manzanares el Real, presidida por el castillo de los Mendoza, que data del siglo XV, y bañada por el embalse de Santillana.
Entre medias, el Cross al Yelmo recorre La Pedriza en una ruta circular, pasando por algunas de las formaciones graníticas más famosas de este macizo que se extiende a lo largo de más de 3.000 hectáreas. Entre estas formaciones destaca el risco del Yelmo, llamado también Peña del Diezmo, uno de más conocidos de La Pedriza, que da nombre a la prueba, y que constituye un reto para numerosos escaladores.
Sólo las vistas que hay a medida que llegamos a la cumbre de la prueba, desde donde se puede contemplar toda La Pedriza, Manzanares el Real, el embalse de Santillana e incluso las Cuatro Torres de Madrid en la distancia, justifican la inscripción a este Cross al Yelmo.
Pero además de por su entorno, la prueba destaca por una excelente organización, con un centenar de voluntarios repartidos por todo el recorrido, una bolsa generosa y un avituallamiento final donde puedes encontrar desde bocadillos a sandwiches de nocilla, pasando por fruta, frutos secos, gominolas y refrescos variados.
Dispone además de baños, en la parte posterior de la plaza, y duchas en el campo de fútbol municipal, que se encuentra pasado el Castillo, junto a la piscina municipal, en la Avenida de Madrid, y a menos de un kilómetro de la meta. Además, al ser una localidad muy turística, llena de restaurantes y terrazas, los acompañantes pueden hacer tiempo visitando algunas de las joyas de la localidad, como su castillo o la ermita de la Peña Sacra.
Carreras para alevines e infantiles
Además, el Cross al Yelmo cuenta con carreras infantiles, aunque a partir de los 9 años, ya que deberán dar una o dos vueltas (dependiendo de la edad) a un exigente recorrido urbano de 1,8 km con numerosas cuestas. Esta prueba parte de la Plaza Mayor, calca los 800 primeros metros de la carrera de adultos, y luego gira a la derecha por la calle de Santa Teresa, toma la Cañada de los Toros, la calle Panaderos, la Avenida de los Toreros y concluye en la calle de la Salud para terminar en la Plaza Mayor.
Los chicos serán los primeros en acceder al cajón de salida, con control de chip incluido, aunque su carrera partirá cinco minutos después de la salida neutralizada de la prueba de los mayores. Por cinco euros reciben una camiseta técnica y una generosa bolsa que incluye varios obsequios y hasta un libro.
Todos los niños también recibieron en esta edición una bonita medalla artesanal elaborada con arena del Sáhara, confeccionada al igual que los trofeos de los ganadores, por la Escuela y Cooperativa de Cerámica Saharaui. Y es que esta edición del Cross al Yelmo rindió homenaje al pueblo saharaui, recordando la situación por la que pasan de 40 años de exilio, viviendo en campamentos de refugiados en pleno desierto.
Casi 800 metros de desnivel positivo
El Cross al Yelmo quizá engaña por su nombre, porque aunque tiene un recorrido donde se puede correr durante casi todo su trazado, cuenta con un desnivel positivo de casi 800 metros repartido en algo más de 15 kilómetros, más parecido por tanto al de una carrera de montaña.
Una vez dentro del cajón de salida, ubicado en la plaza mayor de Manzanares el Real, y tras el pertinente control de chip, los participantes andarán unos metros hasta la Avenida de Madrid, lugar donde se dará la salida. Prácticamente los tres primeros kilómetros discurren por el asfalto de la Avenida de Madrid y luego por la Avenida de la Pedriza, paralelos al río Manzanares. Son tres kilómetros por largas rectas, con algunos toboganes, y un recorrido en ligero ascenso, que tienen su mayor dificultad en un repecho de unos 200 metros al 10% de desnivel a la altura del segundo kilómetro de carrera.
Tras llegar al kilómetro 2,7, en el aparcamiento de la Pedriza, abandonamos el asfalto y tomaremos la senda G-10. Se trata de un sendero estrecho, que se abre y se cierra, jugando con las primeras rocas de La Pedriza. En este punto empezamos a encontrarnos ya con los primeros senderistas que poblarán el recorrido de la prueba, pues el trazado discurre por una de las rutas más transitadas, y el soleado día anima a darse una vuelta por este paraje. Hay que decir que en todo momento los senderistas cederán el paso amablemente a los corredores, pues hay tramos tan estrechos que impiden el paso de dos personas por la senda.
Este primer kilómetro tiene una pendiente media cercana al 6%. Se puede correr bastante, ya que salvo alguna piedra que hay que salvar, su principal dificultad, como decíamos, es la estrechez del sendero en alguno de sus tramos que obligan a ir en fila de a uno.
Después de cruzar el río Manzanares y luego el Arroyo de la Majada del Caco cambiamos de sendero, un poco más ancho y mucho más suave en su perfil, hacia la zona recreativa de Canto Cochino. En este segundo kilómetro por la Pedriza el perfil efectivamente es mucho más suave y la pendiente media no supera el 1,6%.
Llegada a Canto Cochino
En el kilómetro 4,6, pasado Canto Cochino, cruzamos el puente de madera sobre el río Manzanares. En vez de girar a la izquierda y coger la ruta hacia la Charca Verde (como sucede en el Cross de los Tres Refugios) tomamos la senda de la derecha que discurre paralela al Arroyo de la Ventana. Por este sendero, denominado La Autopista, circularemos durante dos kilómetros hasta el 6,6. Aunque cuenta con algunas rampas duras pero cortas (situadas entre el km 5,5 y el 6) sigue siendo un sendero por el que se puede correr bastante.
Tras abandonar La Autopista, tomamos el sendero GR-10 y aquí ya la carrera empieza a complicarse, pues nos acercamos a la parte con mayor pendiente de la prueba. Desde que concluye La Autopista hasta la cima del Yelmo nos aguardan casi tres kilómetros de ascenso con un desnivel medio por encima del 15%. No obstante hay que decir que tiene muchos tramos donde aún se puede correr. Las rampas más duras se concentran poco antes de llegar al kilómetro 9 y tomar el sendero PR-M1 en el kilómetro 8,6.
La parte más complicada quizá de esta ascensión sea la que se encuentra entre el kilómetro 7,5 y el 8,5, tras dejar atrás otro de los rincones más famosos de La Pedriza, el Tolmo, esa gigantesca roca de 18 metros de altura y que pesa unas 500 toneladas y que constituye un lugar de encuentro y descanso para senderistas y un desafío para escaladores.
La dificultad de este kilómetro, además de un cierto desnivel, se debe a que se trata de un tramo muy estrecho, repleto de maleza, que dificultad el paso de un único corredor y que zigzaguea, por lo que el corredor no tiene mucha visibilidad. Además, sigue habiendo senderistas, que siguen cediendo el paso, pero que obviamente ralentizan la carrera.
Sucesión de figuras en La Pedriza
En nuestra escalada hacia el Yelmo empezaremos a disfrutar de las figuras graníticas que nos deja este paraje natural hasta llegar a El Acebo (1.600 metros), uno de los puntos más altos del cross. Llegados a la cumbre, recorreremos casi un kilómetro por la pradera del Yelmo, con un perfil que alterna llaneo y algunos toboganes. Toda la bajada hasta Manzanares se realiza por un sendero estrecho por lo que los corredores deberán facilitar el paso de los que bajen más rápido.
La primera parte del descenso, más o menos hasta el km 11, se baja bastante bien por un sendero que no tiene mucho desnivel. Sin embargo, nada más volver a tomar el camino PR-M1, el descenso se vuelve mucho más abrupto. Aumenta la pendiente, y el terreno se llena de gigantescas rocas. Así, entre el kilómetro 11 y el 12 se sitúa quizá la parte más complicada, por su mayor desnivel negativo, con unos 300-400 metros que incluyen rampas en descenso que superan el 40%, y donde hay que salvar rocas de grandes dimensiones entre las que el camino desparece y reaparece.
Superado el kilómetro 12 el sendero pierde pendiente, aunque la prueba sigue teniendo su dificultad, pues seguimos junto a las paredes rocosas de La Pedriza, y el sendero zigzaguea por lo que es complicado mantener un ritmo uniforme. A medida que avancemos irán desapareciendo las rocas y el sendero, aunque seguirá igual de estrecho, irán cogiendo tierra.
A partir del kilómetro 14 llegamos a las calles de Manzanares el Real, que nos dará la bienvenida con una larga rampa descendente de asfalto en la calle de las Peñas. Hasta la hasta la meta aguardan aún cerca de 1,5 kilómetros que callejean por el pueblo, pero siempre favorables, en descenso, donde sin demasiado esfuerzo se pueden alcanzar ritmos de vértigo.
Celia Cuevas superó el récord femenino
Javier Hernando de Lema fue el más rápido del Cross al Yelmo 2018, con un tiempo de 1:26:29. Mario Chacón Ruiz (1:30:30) y Fernando Calderón de la Barca (1:31:17) completaron el podio. En categoría femenina, Celia Cuevas, con un tiempo de 1:45:48, se llevó el triunfo y logró un nuevo récord femenino de la prueba, llevándose el jamón. Emily Davies (1:50:06) realizó una excelente bajada que le permitió llevarse el segundo puesto por delante de Cristina Trujillo González (1:50:33).
En definitiva, una prueba para disfrutar de este paraje y pasar un día en una localidad como Manzanares el Real que tiene mucho que ofrecer al visitante y que además muestra que las carreras de montaña son compatibles con la protección de parajes naturales, pues los voluntarios limpiaron antes y después de la prueba cualquier desperdicio que pudieran encontrarse.
Para más información puedes visitar la web del Club de Montaña La Pedriza de Manzanares con clasificación, una amplia galería de imágenes y toda la información sobre la prueba.